Laura Wittner nació en Buenos Aires en 1967. Es traductora, narradora y poeta. Con su talento y conocimiento tradujo al español a autores como Leonard Cohen, Katherine Mansfield, Anne Tayler y David Markson, entre otros. Recientemente tradujo el libro Bocetos de natación, de Leanne Shapton, un inesperado tesoro para lectores sensibles que publicó Blatt y Ríos. Entre sus libros de poesía se encuentran Lugares donde una no está y Traducción de la ruta. Es autora de libros para chicos como Dime cómo vuelas, Los entusiasmos, Justo antes de dormir, Vecinos bichos, Animal entendido y Cual para tal, estos dos últimos en coautoría con Juan Nadalini.
Su libro Se vive y se traduce, publicado por Entropía, se convirtió el año pasado en un boca a boca para todos aquellos que buscan saber qué hay detrás de ese trabajo muchas veces invisibilizado y siempre fundamental: el de traductor. Se trata de un libro compuesto por notas, fragmentos, y citas de otros traductores que en conjunto componen un libro delicado y potente que habla de la tarea de aquellos que tienen que trabajar con la palabra de los otros y cuyo trabajo no concluye una vez que se cierra la computadora. La lengua, las lenguas, siguen reverberando.
Traducir un texto es traducir a una persona, intentar alcanzar aquello que quiso decir y dar a entender y es, también, traducir una cultura. De todo esto habla el agudo y hermoso libro de Laura.
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